Estoy plenamente convencido de que las especies no son inmutables, sino que las que pertenecen a lo que se conoce como un mismo genero son descendientes directas de alguna otra especie por lo común extinta, de igual modo que las variedades reconocidas de una especie cualquiera son descendientes de esa especie. Es mas, estoy convencido de que la selección natural ha sido el mecanismo principal de modificación, aunque no el único. La publicación de la primera edición de El origen de las especies en 1859 no solo sacudió los cimientos de la ciencia natural, abriendo un nuevo camino para todas las disciplinas que se agrupaban bajo ese amplio sello y facilitando el nacimiento de muchas otras, sino que supuso también una autentica revolución en la forma en que el ser humano se había entendido a si mismo hasta la fecha. Este volumen recupera la sexta y definitiva edición de una de las obras capitales del pensamiento occidental en una nueva y cuidada traducción a cargo de Dulcinea Otero-Piñeiro, fruto de un minucioso trabajo de años, para seguir haciendo accesible el texto darwiniano al publico hispanohablante. Se acompaña, además, de una valiosa introducción de Miguel C. Botella, catedrático de antropología física de la Universidad de Granada, que contextualiza la aparición del libro y su importancia histórica, así como su recepción en España y su imborrable influencia en el desarrollo posterior de las disciplinas biológicas.