Mientras Juan Radrigán escribió para este libro la pieza Bailando para ojos muertos, la historia de una pareja ya madura y muy negadora que es confrontada por su hijo gay; Flavia le dio cuerpo a El descanso de las velas, el drama de dos parejas que avanzan, sin posibilidad de retorno, hacia la desintegración. Las historias de ambas obras se enfocan en personajes muy distintos, pero ambas ahondan en el espacio íntimo y en las trizaduras de las relaciones. “Somos de la sociedad de los matrimonios quebrados”, dice Flavia. “Quería mostrar cómo, a veces, ni el amor puede salvar una relación quebrantada”.