Como si habláramos de una tierra indómita, este libro no da respuestas, al contrario, nos propone la virtud de cuestionarnos. El lenguaje tiene sus límites, y la poesía es la que los dibuja. Sin perder la esperanza y en una búsqueda a través de las palabras, este ensayo nos invita a un viaje en donde el sentido, la emoción y el ritmo pueden ser faros para entender.