«Pauls coloca emoción a la inteligencia, narra y transforma en autobiografía una crítica literaria».
Alberto Fuguet
Novela familiar de un lector recalcitrante, Alguien que canta en la habitación de al lado convoca a maestros y pares, dioses y demonios, devociones y desconciertos. Alan Pauls descubre que muchas de las cosas que valió la pena escribir las escribió sobre otros, en estado de curiosidad, de fervor o de pasmo, para afinar con músicas ajenas. Es el Pauls de El factor Borges y Trance el que vuelve aquí con las herramientas pasionales de la crítica para ponerlas a prueba en la práctica del ensayo, único género capaz de revitalizarlas. Los ensayos de Alguien que canta… van y vienen entre tonos y objetos diversos: clásicos (Woolf, Kafka, Mansilla, Arlt), ídolos (Barthes, Piglia, Deleuze, Aira, Saer), contemporáneos (Chejfec, Guebel, Fresán, Chitarroni, Ramos), caballitos de batalla (Puig, Borges), enigmas (Walsh, Libertella), tótems incómodos (Fogwill, Lamborghini), amazonas únicas (Ludmer, Walsh, Moreno, Bléfari). Pero la pregunta que se hace el libro siempre suena más o menos así: ¿qué dicen los otros que escriben de la aventura del sentido? ¿Cómo la arman, cuánta fe o desconfianza le tienen, cuán lejos son capaces de llevarla?
«Pauls se encarga de desmontar ciertas obras (...) para ver de qué están hechos ciertos caminos literarios, determinadas estéticas y algunas de las escrituras más relevantes y formativas a su ojo crítico. Y todo esto lo hace con un uso notable de la lengua donde parece que lo abstracto se vuelve posible de explicar y transmitir (...): hay que tener mucha imaginación para escribir crítica de este modo.»
Walter Lezcano, La Agenda Revista