Duermevela o habitar las fronteras del sueño y la vigilia. Esa aparente contrariedad que, en verdad, muestra una lucidez extrema antes las afecciones del mundo a quien se atreva a mirar. Nos encontramos en estas páginas con un estado de atención profunda y desprejuiciada antes aquello que se oculta, quizás por temor a su diferencia.
Este, el primer libro de Agatha Portolés, se ramifica en cuatro rutas que, con un lirismo afilado, despliegan las asperezas de la ciudad y sus poetas, las ambivalencias de encuentros afectivos, los muros de un hogar por los que se descascara el caos exterior. Aquí el aire puede cortarse con un cuchillo, pero la autora -con un ojo mordaz, casi en un estado de clarividencia- logra hallar destellos de luz para idear una suavidad propia. Camila Blavi
