Poeta, ensayista, dramaturgo, novelista. Un talentoso orador que podía improvisar discursos de horas y la multitud le rogaba para que siguiera hablando. Evangélico, anarquista, místico. Entre los grandes talentos de la poesía chilena que fallecieron prematuramente, ninguno pareció tan evidente y enorme, ni fue tan desgarradoramente sentido como el suyo. Quizá porque, pese a todo, Gómez Rojas sí alcanzó a escribir ese puñado de poemas maestros, insondables y definitivos.