Este libro es el producto, resuelto con humor, de una profunda decepción en cuanto a las posibilidades de cambio de la naturaleza humana. Podría trazarse un vínculo entre este uso del absurdo y el sarcasmo con que BIERCE trata las últimas adquisiciones de la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del XX: la ciencia, la democracia, la liberación femenina y muy especialmente la posibilidad de la justicia en el marco de los nuevos aparatos legislativos. En este sentido, la posición del autor respecto del mundo resulta particularmente compleja. Por una parte, hay un gesto conservador que si bien no rescata el pasado de manera absoluta o acrítica se muestra escéptico frente al progreso y a las nuevas adquisiciones tecnológicas y ante la posibilidad de la democracia de generar una mayor libertad para los seres humanos.
